Héroe y villano. Amigo y enemigo.
Siempre solitario, no celebra los goles con los compañeros, no comparte opiniones con el contrario, aguantando siempre a los de "atrás" en la grada. No se celebran sus paradas, solo se dedica a detener el balón y estar pendiente de la siguiente jugada. No tiene margen de error, pues su equipo le debe la vida.
A veces un genio en una jugada, en la siguiente puede ser el mayor idiota. Salvador una semana, derrotado a la siguiente. Requiere responsabilidad, personalidad, confianza y ser fuerte mentalmente.
A veces el fútbol no te recompensa, pero lo bueno es que puedes redimirte la semana siguiente. ¿Quién dijo que ser portero era fácil?
No hay comentarios:
Publicar un comentario